La tipografía está
en todo lo que nos rodea, aparece en la publicidad, en los comunicados
oficiales, en los mensajes personales…
En principio, la
tipografía no debería ser protagonista, sino que su objetivo es permanecer
oculta mientras la información se transmite eficazmente. Sin embargo, en
realidad le es imposible este “permanecer oculta”, en lugar de ello se utiliza
un tipo de letra apropiado según el mensaje que se desea transmitir.
El tipo de letra que
se elige para el logotipo de una empresa no es el mismo que usa en sus
comunicados oficiales, del mismo modo, no se usa el mismo tipo para el rótulo
de una guardería que para los carteles del nombre de las calles. Y esto es así
porque, como varios estudios demuestran, las personas asociamos la forma de la
letra con determinadas actitudes: seriedad, alegría, elegancia, flexibilidad,
rudeza…
Toda actividad relacionada con la comunicación de
masas requiere ceñirse a las reglas que dan lugar a las convenciones para que
sea comprensible por el lector. El espacio que medie entre las palabras y las
líneas siempre será justificado ya que una de las funciones de estos elementos
es garantizar que el lector realice sin darse cuenta esta actividad, al igual
que el espacio alrededor del texto. Ha de tener una composición justificada,
saltos de línea no arbitrarios.
Sin embargo, respetando unos mínimos de
legibilidad, se pueden usar todas estas características para transmitir una
emoción más general: es lo que se denominan atmósferas textuales.
Así, el tipo de letra de los créditos de una
película de terror, una cómica o un drama serán muy distintos, porque todo
comunica y con la tipografía se envía un mensaje independiente al del texto
escrito.
Así cuando alguien escribe su blog personal, o
diseña una página web, tener en cuenta la emoción que el tipo de letra
transmite es esencial para transmitir correctamente su personalidad, su estilo
particular que le distingue del resto, y esto es tan importante para un músico
como para una empresa de venta de coches o zapatillas deportivas.
Hay algo llamado sensibilidad tipografía en la tipografía está
en todo lo que nos rodea, aparece en la publicidad, en los comunicados
oficiales, en los mensajes personales…
En principio, la
tipografía no debería ser protagonista, sino que su objetivo es permanecer
oculta mientras la información se transmite eficazmente. Sin embargo, en
realidad le es imposible este “permanecer oculta”, en lugar de ello se utiliza
un tipo de letra apropiado según el mensaje que se desea transmitir.
El tipo de letra que
se elige para el logotipo de una empresa no es el mismo que usa en sus
comunicados oficiales, del mismo modo, no se usa el mismo tipo para el rótulo
de una guardería que para los carteles del nombre de las calles. Y esto es así
porque, como varios estudios demuestran, las personas asociamos la forma de la
letra con determinadas actitudes: seriedad, alegría, elegancia, flexibilidad,
rudeza…
Toda actividad relacionada con la comunicación de
masas requiere ceñirse a las reglas que dan lugar a las convenciones para que
sea comprensible por el lector. El espacio que medie entre las palabras y las
líneas siempre será justificado ya que una de las funciones de estos elementos
es garantizar que el lector realice sin darse cuenta esta actividad, al igual
que el espacio alrededor del texto. Ha de tener una composición justificada,
saltos de línea no arbitrarios.
Sin embargo, respetando unos mínimos de
legibilidad, se pueden usar todas estas características para transmitir una
emoción más general: es lo que se denominan atmósferas textuales.
Así, el tipo de letra de los créditos de una
película de terror, una cómica o un drama serán muy distintos, porque todo
comunica y con la tipografía se envía un mensaje independiente al del texto
escrito.
Así cuando alguien escribe su blog personal, o
diseña una página web, tener en cuenta la emoción que el tipo de letra
transmite es esencial para transmitir correctamente su personalidad, su estilo
particular que le distingue del resto, y esto es tan importante para un músico
como para una empresa de venta de coches o zapatillas deportivas.
Hagamos un par de pruebas:
Imaginemos la voz de nuestra profesora de primaria.
Aquella que nos enseñó a leer. Posiblemente con una voz simpática y entusiasta.
Haciendo esfuerzos gigantescos para que su voz sea lo más clara posible,
tratando de enseñar palabras fáciles con sonidos muy simples, para que los
niños que tenga a su cargo no puedan confundirse al dibujar las letras (mi mamá
me ama).
Imaginemos con qué voz escribiría el administrador
de un edificio. Él es una persona mayor, de unos 70 años, conservador y
enchapado a la antigua. El no tranza con el idioma, y ocupa la plenitud de su
vocabulario, aunque hable con la gente del aseo, con su nieto de 6 años, o con
un empresario amigo. Es correcto, intachable, puntual y muy refinado. Sólo
escucha música sinfónica y usa ropa de tela. Posiblemente use unas zapatillitas
blancas de lona los domingos temprano en la mañana, solamente para ir a comprar
el diario.
Imaginemos la voz de un tipo que ha sido el gordo
simpático toda su vida. Tiene unos 30 años, pero todavía no madura 100%. Una
junta del colegio nunca sería lo mismo sin él, ya que todos están siempre
alrededor de él, para escuchar sus lamentables aventuras, que de su boca,
suelen ser relatadas con una gracia única.
La voz de un hippie puede ser algo distinta. Es
cantadita, calmada y hablada con mucha sicodelia. Habla sólo con frases
prefabricadas y defiende ideales que posiblemente ni él mismo entienda. Él vive
libre, anda a pie pelado, usa el pelo larguísimo y ropa artesanal con tela de
saco de harina.
El joven transgresor y vanguardista está
obsesionado con romper las reglas. Consume tecnología como loco, ha re programado varias veces su computador, y le encanta experimentar con voces
extrañas. Es expresivo, y está más al tanto del futuro que del pasado. La
historia no le interesa, pero si la llegase a necesitar, posiblemente saque su
agenda electrónica y con una conexión inalámbrica compruebe la fuente de lo que
va a decir y no está seguro.
La voz de una niña adolescente es algo más ingenua.
Entusiasta, tímida y con una coquetería propia de la edad. Es segura de sí
misma, dentro de todas sus simples complicaciones, y quiere pretender tener la
elegancia y la distinción de las mujeres más grandes que ella. Posiblemente su
hermana artista.
Su hermana mayor, ya es un poco más madura, ubicada
y tiene claro lo que quiere. Es una artista plástica que inaugura justamente
hoy su galería. Es elegante, sabe caminar con tacos de aguja y en un evento
fashion, es sofisticada y la más distinguida.
La voz de un periodista de terreno en un noticiario
es muy clara. El lee sus noticias lo más formal que puede, sin embargo, su tono
deja ver la frescura propia del tipo que está ganando experiencia, reportando donde los hechos lo manden. Es joven, pero ya no tanto. Es centrado, estudioso,
y muy bien comportado. Posiblemente jamás le haya provocado un disgusto a nadie.
El tono de voz de un deportista, es más grueso y
simple. Sin embargo, es robusto, fuerte y seguro de sí mismo. Él ha entrenado
para no mostrar sus debilidades en competición, y esto se traspasa a su voz.
En conclusión para los diseñadores más experimentados, el proceso
de elección tipográfica es tan apasionante como hacer un casting de talentos
para un programa de televisión, en el que las invitadas, finalmente serán las
tipografías.
Pero al final del día, lo único que importa es tu opinión, 1Cuéntamela!