martes, 16 de abril de 2013

La psicologia en la tipografia



La tipografía está en todo lo que nos rodea, aparece en la publicidad, en los comunicados oficiales, en los mensajes personales…
En principio, la tipografía no debería ser protagonista, sino que su objetivo es permanecer oculta mientras la información se transmite eficazmente. Sin embargo, en realidad le es imposible este “permanecer oculta”, en lugar de ello se utiliza un tipo de letra apropiado según el mensaje que se desea transmitir.
El tipo de letra que se elige para el logotipo de una empresa no es el mismo que usa en sus comunicados oficiales, del mismo modo, no se usa el mismo tipo para el rótulo de una guardería que para los carteles del nombre de las calles. Y esto es así porque, como varios estudios demuestran, las personas asociamos la forma de la letra con determinadas actitudes: seriedad, alegría, elegancia, flexibilidad, rudeza…
Toda actividad relacionada con la comunicación de masas requiere ceñirse a las reglas que dan lugar a las convenciones para que sea comprensible por el lector. El espacio que medie entre las palabras y las líneas siempre será justificado ya que una de las funciones de estos elementos es garantizar que el lector realice sin darse cuenta esta actividad, al igual que el espacio alrededor del texto. Ha de tener una composición justificada, saltos de línea no arbitrarios.
Sin embargo, respetando unos mínimos de legibilidad, se pueden usar todas estas características para transmitir una emoción más general: es lo que se denominan atmósferas textuales.
Así, el tipo de letra de los créditos de una película de terror, una cómica o un drama serán muy distintos, porque todo comunica y con la tipografía se envía un mensaje independiente al del texto escrito.
Así cuando alguien escribe su blog personal, o diseña una página web, tener en cuenta la emoción que el tipo de letra transmite es esencial para transmitir correctamente su personalidad, su estilo particular que le distingue del resto, y esto es tan importante para un músico como para una empresa de venta de coches o zapatillas deportivas.

Hay algo llamado sensibilidad tipografía en la tipografía está en todo lo que nos rodea, aparece en la publicidad, en los comunicados oficiales, en los mensajes personales…
En principio, la tipografía no debería ser protagonista, sino que su objetivo es permanecer oculta mientras la información se transmite eficazmente. Sin embargo, en realidad le es imposible este “permanecer oculta”, en lugar de ello se utiliza un tipo de letra apropiado según el mensaje que se desea transmitir.
El tipo de letra que se elige para el logotipo de una empresa no es el mismo que usa en sus comunicados oficiales, del mismo modo, no se usa el mismo tipo para el rótulo de una guardería que para los carteles del nombre de las calles. Y esto es así porque, como varios estudios demuestran, las personas asociamos la forma de la letra con determinadas actitudes: seriedad, alegría, elegancia, flexibilidad, rudeza…
Toda actividad relacionada con la comunicación de masas requiere ceñirse a las reglas que dan lugar a las convenciones para que sea comprensible por el lector. El espacio que medie entre las palabras y las líneas siempre será justificado ya que una de las funciones de estos elementos es garantizar que el lector realice sin darse cuenta esta actividad, al igual que el espacio alrededor del texto. Ha de tener una composición justificada, saltos de línea no arbitrarios.
Sin embargo, respetando unos mínimos de legibilidad, se pueden usar todas estas características para transmitir una emoción más general: es lo que se denominan atmósferas textuales.
Así, el tipo de letra de los créditos de una película de terror, una cómica o un drama serán muy distintos, porque todo comunica y con la tipografía se envía un mensaje independiente al del texto escrito.
Así cuando alguien escribe su blog personal, o diseña una página web, tener en cuenta la emoción que el tipo de letra transmite es esencial para transmitir correctamente su personalidad, su estilo particular que le distingue del resto, y esto es tan importante para un músico como para una empresa de venta de coches o zapatillas deportivas.

Hagamos un par de pruebas:

Imaginemos la voz de nuestra profesora de primaria. Aquella que nos enseñó a leer. Posiblemente con una voz simpática y entusiasta. Haciendo esfuerzos gigantescos para que su voz sea lo más clara posible, tratando de enseñar palabras fáciles con sonidos muy simples, para que los niños que tenga a su cargo no puedan confundirse al dibujar las letras (mi mamá me ama).



Imaginemos con qué voz escribiría el administrador de un edificio. Él es una persona mayor, de unos 70 años, conservador y enchapado a la antigua. El no tranza con el idioma, y ocupa la plenitud de su vocabulario, aunque hable con la gente del aseo, con su nieto de 6 años, o con un empresario amigo. Es correcto, intachable, puntual y muy refinado. Sólo escucha música sinfónica y usa ropa de tela. Posiblemente use unas zapatillitas blancas de lona los domingos temprano en la mañana, solamente para ir a comprar el diario.
Imaginemos la voz de un tipo que ha sido el gordo simpático toda su vida. Tiene unos 30 años, pero todavía no madura 100%. Una junta del colegio nunca sería lo mismo sin él, ya que todos están siempre alrededor de él, para escuchar sus lamentables aventuras, que de su boca, suelen ser relatadas con una gracia única.
La voz de un hippie puede ser algo distinta. Es cantadita, calmada y hablada con mucha sicodelia. Habla sólo con frases prefabricadas y defiende ideales que posiblemente ni él mismo entienda. Él vive libre, anda a pie pelado, usa el pelo larguísimo y ropa artesanal con tela de saco de harina.


El joven transgresor y vanguardista está obsesionado con romper las reglas. Consume tecnología como loco, ha re programado varias veces su computador, y le encanta experimentar con voces extrañas. Es expresivo, y está más al tanto del futuro que del pasado. La historia no le interesa, pero si la llegase a necesitar, posiblemente saque su agenda electrónica y con una conexión inalámbrica compruebe la fuente de lo que va a decir y no está seguro.


La voz de una niña adolescente es algo más ingenua. Entusiasta, tímida y con una coquetería propia de la edad. Es segura de sí misma, dentro de todas sus simples complicaciones, y quiere pretender tener la elegancia y la distinción de las mujeres más grandes que ella. Posiblemente su hermana artista.
Su hermana mayor, ya es un poco más madura, ubicada y tiene claro lo que quiere. Es una artista plástica que inaugura justamente hoy su galería. Es elegante, sabe caminar con tacos de aguja y en un evento fashion, es sofisticada y la más distinguida.


La voz de un periodista de terreno en un noticiario es muy clara. El lee sus noticias lo más formal que puede, sin embargo, su tono deja ver la frescura propia del tipo que está ganando experiencia, reportando donde los hechos lo manden. Es joven, pero ya no tanto. Es centrado, estudioso, y muy bien comportado. Posiblemente jamás le haya provocado un disgusto a nadie.


El tono de voz de un deportista, es más grueso y simple. Sin embargo, es robusto, fuerte y seguro de sí mismo. Él ha entrenado para no mostrar sus debilidades en competición, y esto se traspasa a su voz.

En conclusión  para los diseñadores más experimentados, el proceso de elección tipográfica es tan apasionante como hacer un casting de talentos para un programa de televisión, en el que las invitadas, finalmente serán las tipografías.

Pero al final del día, lo único que importa es tu opinión,  1Cuéntamela!

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